El dar a los necesitados
1»Guardaos de hacer el bien movidos tan sólo por el ansia de que la gente os vea, porque en ese caso no recibiréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
2»Tú, pues, cuando des una limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles de la ciudad, para que la gente los alabe; os aseguro que esos ya tienen su recompensa. “ 3Cuando tú des limosna, hazlo de tal modo que ni siquiera tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha; 4así tu limosna será secreta, y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará en público.
La oración
Lc 11:2-4
5»De la misma manera, cuando ores, no lo hagas como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para que la gente los contemple; os aseguro que esos ya tienen su recompensa. 6Tú, por el contrario, cuando ores, métete en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará en público.
7»Además, cuando oréis, no repitáis y repitáis vuestras palabras, como hacen los gentiles, los cuales se imaginan que serán oídos gracias a su mucha y hueca palabrería. 8No los imitéis, porque vuestro Padre conoce todas vuestras necesidades antes que vosotros le pidáis nada. 9Vuestra oración debe ser así:
“Padre nuestro que estás
en los cielos,
santificado sea tu nombre;
10venga tu reino;
hágase tu voluntad,
como en el cielo,
así también en la tierra.
11Nuestro pan de cada día,
dánoslo hoy.
12perdónanos nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos a los que
nos ofenden;
13y no nos dejes caer
en la tentación,
sino líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
el poder y la gloria,
por todos los siglos”. Amén.
14Porque si perdonáis a aquellos que os ofenden, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros; 15pero si no los perdonáis, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.
El ayuno
16»Cuando ayunéis, no pongáis gesto pesaroso como hacen los hipócritas, que demudan su rostro para mostrarle a la gente que están ayunando; os aseguro que esos ya tienen su recompensa. 17Tú, por el contrario, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, 18para no mostrar a la gente que estás ayunando, sino solamente a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará en público.
Tesoros en el cielo
Lc 11:34-36
19»No acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde los ladrones entran a robar. 20Acumulad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen y donde los ladrones no entran a robar. “ 21Porque donde tengáis vuestro tesoro, allí tendréis también el corazón.
22»El ojo es como la lámpara del cuerpo. Por eso, si la mirada de tus ojos es limpia, todo tu cuerpo estará lleno de luz;
23pero si hay maldad en tu mirada, todo tu cuerpo estará en oscuridad. Ahora bien, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuánta no será la propia oscuridad!
24»Nadie puede servir al mismo tiempo a dos señores, porque odiará a uno y querrá al otro, o apreciará a uno y despreciará al otro. No podéis servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas.
De nada sirve preocuparse
Lc 12:22-31
25»Por eso os digo: No os preocupéis por lo que habéis de comer o beber para sustentaros, o por la ropa con que habéis de vestir vuestro cuerpo. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que la ropa? “ 26Mirad las aves del cielo: ni siembran ni siegan ni almacenan comida en un granero; sin embargo, vuestro Padre celestial les da el alimento que necesitan. Pues bien, ¿no valéis vosotros más que ellas? 27Además, ¿quién de vosotros, por mucho que se preocupe, logrará añadirle a su vida un solo día? 28En cuanto a la ropa, ¿por qué preocuparos? Fijaos en cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan; 29sin embargo, ni siquiera Salomón con todo su esplendor real llegó a vestirse como uno de ellos. 30Pues si a la hierba del campo, que hoy está verde y mañana se la quema en el horno, Dios la viste de ese modo, ¿qué no hará por vosotros, hombres de poca fe? 31Por lo tanto, no os preocupéis pensando: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” d 32Esas son las cosas que buscan los gentiles, pero vuestro Padre celestial sabe que de todas ellas tenéis necesidad. 33Lo que vosotros, en primer lugar, debéis hacer es buscar el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás os será añadido. 34De modo que no os preocupéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus preocupaciones. Bástenle a cada día sus propios problemas.