Matthew 24

Señales del fin del mundo

Mr 13:1-37; Lc 21:5-36

1Jesús salió del templo y, mientras iba andando, se acercaron sus discípulos para mostrarle las diversas construcciones del templo. 2Él les dijo:

—¿Veis todas esas construcciones? Pues os aseguro que serán derribadas y no quedará de ellas piedra sobre piedra.

3Luego se sentó en el monte de los Olivos, y acercándose de nuevo le preguntaron aparte sus discípulos:

—Dinos, ¿cuándo van a ocurrir esas cosas, y cuál será la señal de tu regreso y del fin del mundo?

4Jesús les respondió diciendo:

—¡No permitáis que nadie os engañe!, 5porque muchos vendrán utilizando mi nombre y diciendo: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a mucha gente. 6Por entonces oiréis hablar de guerras y rumores de guerra; pero no os dejéis alarmar. Porque todo eso ha de llegar, pero aún no será el final. 7Una nación se levantará a luchar contra otra, y un reino luchará contra otro; habrá hambre y terremotos en distintos lugares, 8pero todo ello no será sino el principio de los horrores que han de venir. 9Entonces seréis entregados a padecimientos y a muerte: os matarán, y por mi causa seréis odiados en todas las naciones. 10Muchos tropezarán, se traicionarán mutuamente y unos a otros se aborrecerán. 11Surgirán numerosos falsos profetas que engañarán a muchos; 12y será tanta la maldad reinante, que el amor de muchos se enfriará. “ 13Pero el que sre mantenga firme hasta el fin, ése se salvará. 14Las buenas noticias del reino de los cielos serán proclamadas en todo el mundo, para que todas las naciones las oigan. Y entonces vendrá el final.

15»Por tanto, cuando veáis aparecer en el Lugar Santo la impura abominación de que habla el profeta Daniel (¡entienda esto el lector!), 16los que están en Judea, huyan a los montes; 17el que esté en la azotea, no baje a buscar nada a la casa, 18y el que esté en el campo, no regrese a recoger su capa. 19Pero ¡ay de las mujeres que estén encintas o tengan niños de pecho en aquellos días! 20Orad porque la huida no tenga lugar en invierno o en día de reposo, “ 21porque habrá entonces una tribulación como jamás la ha habido desde que el mundo es mundo, ni volverá a haberla después. 22Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie podría salvarse; pero serán acortados por el bien de los que Dios ha escogido.

23»En aquellos momentos, si alguien llega y os dice: “Mirad, aquí está el Cristo”, o: “Mirad, allí está”, no lo creáis. 24Porque lo cierto es que van a levantarse falsos cristos y falsos profetas que harán señales milagrosas y prodigios extraordinarios, y con ellos tratarán de engañar incluso a los escogidos de Dios. 25Es lo que ya antes os he dicho: 26si alguien os anuncia que el Cristo se encuentra en el desierto, no salgáis a verlo; y si os dicen que está oculto en alguna estancia, no lo creáis, “ 27pues la venida del Hijo del hombre será tan visible como el relámpago que cruza el cielo de uno a otro lado. 28Donde se encuentre el cuerpo muerto, allí se juntarán los buitres.

29»Después que haya cesado la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna dejará de dar su resplandor, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales serán conmovidas. “ 30Entonces aparecerá en el cielo el signo del Hijo del hombre, y también entonces todas las razas de la tierra prorrumpirán en lamentos y lo verán llegar sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. 31Y enviará a sus ángeles, para que, a un fuerte toque de trompeta, reúnan a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales, desde un extremo del cielo al otro.

32»Aprended del ejemplo que nos da la higuera. Cuando sus ramas se ponen tiernas y comienzan a brotar las hojas, se conoce que ya el verano está cerca. “ 33Pues, de la misma manera, cuando veáis que esas cosas empiezan a acontecer, sabed que mi regreso está cerca. 34Os aseguro que la actual generación no pasará antes que todo esto suceda. 35El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras nunca pasarán.

Se desconocen el día y la hora

Lc 17:26-27

Lc 12:42-46

36»Acerca del día y la hora del final de todas las cosas nadie sabe nada, ni siquiera los ángeles. 37La venida del Hijo del hombre será semejante a lo que pasó en los días de Noé: 38en aquellos días anteriores al diluvio, la gente comía, bebía, se casaba y se daba en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39pero como nadie entendía nada, cuando llegó el diluvio los arrastró a todos. Pues también así será la venida del Hijo del hombre. 40Cuando él venga, de dos hombres que estén juntos trabajando en el campo, a uno lo tomarán y al otro lo dejarán. 41Y de dos mujeres que estén moliendo grano, a una la tomarán y a la otra la dejarán. 42Por tanto estad atentos, porque no sabéis el día de la venida de vuestro Señor. 43Pensad que cualquier padre de familia, si supiera cuándo por la noche va a intentar entrar un ladrón, vigilará para que no le horaden la pared. 44Pues de igual modo estad vosotros vigilantes, puesto que no sabéis en qué momento va a llegar el Hijo del hombre.

45»¿Quién de vosotros es el siervo fiel y prudente a quien el amo encomienda la tarea de repartir la comida a su hora entre los demás consiervos? 46¡Dichoso aquel siervo a quien el amo, al llegar, encuentre cumpliendo fielmente con su deber. 47Os aseguro que lo pondrá al cargo de todo lo que posee. 48Pero, en cambio, el malvado que, suponiendo lejano todavía el regreso del amo, 49se pone a oprimir a sus consiervos, y a comer y beber con los borrachos, 50se encontrará con que un día, a la hora que menos lo espere, llegará su amo, 51que le castigará severamente y le pondrá en el lugar que corresponde a los hipócritas. Allí llorará y le rechinarán los dientes.