La resurrección
Mt 28:1-8; Lc 24:1-10
1Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Sa_lomé, fueron a comprar especias aromáticas para embalsamar el cuerpo de Jesús. 2Y el primer día de la semana, muy temprano, se dirigieron al sepulcro. Cuando llegaron, ya había salido el sol.
3A lo largo del camino se habían ido preguntando quién podría removerles la piedra que cerraba la entrada del sepulcro, 4pero al llegar vieron que la enorme losa ya estaba removida. 5Y cuando entraron en el sepulcro vieron a un joven sentado a mano derecha y cubierto de largas vestiduras blancas. Las mujeres se sintieron presas de espanto, 6pero él les dijo:
—No temáis. Habéis venido en busca de Jesús, el nazareno, al que crucificaron. Ya no está aquí, porque ha resucitado. Mirad vosotras mismas el lugar donde lo pusieron. 7Y ahora regresad a casa, y decidles a los discípulos, y también a Pedro, que Jesús va delante de ellos a Galilea. Allí le verán, tal como él les anunció.
8Las mujeres salieron del sepulcro a toda prisa, temblando y espantadas. Tanto era su temor, que no le contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Apariciones y ascensión “de Jesús
9La resurrección de Jesús tuvo lugar, pues, al amanecer el primer día de la semana; y la primera persona a quien se apareció fue María Magdalena, de la cual había expulsado siete demonios. 10Esta llevó la noticia a los discípulos, que lloraban llenos de tristeza. 11Les relató lo acontecido en el sepulcro, y también les dijo (aunque ellos no lo creyeron) que Jesús estaba vivo y que ella lo había visto.
12Más tarde, y bajo un aspecto diferente, Jesús se apareció a dos de ellos que iban de camino al campo. 13Estos fueron a hacérselo saber a los demás, que tampoco creyeron la noticia.
14Por último se apareció a los once discípulos, que estaban sentados a la mesa y comían juntos. Jesús les reprochó la incredulidad y dureza de corazón con que se habían negado a creer a quienes lo habían visto resucitado. 15Luego les dijo:
—Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. “ 16Los que crean y se bauticen, serán salvos; pero el que no crea, será condenado. 17Y habrá señales que acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, 18cogerán serpientes con las manos y podrán beber mortíferos venenos sin que les hagan ningún daño. Además pondrán sus manos sobre los enfermos, y estos sanarán.
19El Señor, luego que acabó de hablar con los discípulos, fue llevado arriba, al cielo, y se sentó a la derecha de Dios.
20En cuanto a ellos, salieron de Jerusalén y fueron por todas partes predicando el evangelio; y el Señor los ayudaba añadiendo señales milagrosas a la palabra que predicaban. Amén.