1Los creyentes sometidos a esclavitud deben respetar y honrar a sus amos, para que el nombre de Dios no sea objeto de blasfemia ni la enseñanza cristiana caiga en descrédito. 2Y el esclavo cuyo amo también es cristiano, no debe servirle con menosprecio por tratarse de un hermano en la fe, sino todo lo contrario: préstele el mejor servicio posible, pues por el hecho de ser creyente merece ser amado.
El amor al dinero
Todo esto, Timoteo, es lo que has de enseñar y recomendar que se ponga en práctica. 3Ahora bien, los que enseñan cosas distintas a estas, en desacuerdo con las puras y saludables enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo y la doctrina fundamental de la vida del creyente, 4-5son unos vanidosos ignorantes que deliran por entablar discusiones y disputas de las que únicamente se derivan envidias, pleitos, blasfemias y desconfianzas. Son individuos porfiados, de entendimiento corrompido por el pecado, incapaces de decir la verdad. Para ellos, la religión no es otra cosa que un negocio, una fuente de ganancias. ¡Apártate de esa clase de gente!
6Sin embargo, en la religión puede uno hallar la mayor de las riquezas, que consiste en ser feliz con lo que se tiene. 7Nada trajimos a este mundo, y evidentemente nada podremos llevarnos; “ 8por eso, mientras tengamos ropa para vestirnos y comida para alimentarnos, démonos por satisfechos. 9Los que tan sólo buscan el propio enriquecimento son capaces de todo por conseguirlo, sin percatarse de que su necia codicia puede dañarlos, corromperles la mente y llevarlos finalmente a destrucción y perdición; 10porque el amor al dinero es la raíz de todos los males. Hay quienes se apartaron de la fe movidos por la codicia, y al fin se vieron traspasados por dolores inagotables.
Encargo de Pablo a Timoteo
11Tú, Timoteo, que eres un hombre de Dios, huye de estas cosas y entrégate de lleno a hacer lo que es justo y bueno: la piedad, el amor al prójimo, la paciencia y la humildad. 12Pelea la buena batalla de la fe y echa mano de la vida eterna, a la que Dios te ha llamado y que tan firmemente has confesado delante de muchos testigos. 13En presencia de Dios, que da vida a todas las cosas, y en presencia de Cristo Jesús, que dio testimonio frente a Poncio Pilato, te ordeno 14que lleves a cabo lo que se te ha mandado, sin enmiendas ni tachaduras, hasta el momento de la aparición de nuestro Señor Jesucristo. 15Porque a su debido tiempo lo manifestará Dios, el bienaventurado y único Soberano, Rey de reyes y Señor de señores, 16el único que es inmortal, el que habita en luz inaccesible y a quien ningún ser humano ha visto ni verá jamás. A él sea la honra y el poder por siempre. Amén.
17Recomienda a los ricos de este mundo que no se muestren altivos ni depositen su esperanza en riquezas efímeras, sino en el Dios vivo que nos proporciona todas las cosas en abundancia, para que las disfrutemos. 18Que empleen su dinero en hacer el bien, que sean ricos en buenas obras y que generosamente compartan con los necesitados lo que Dios les dio a ellos. 19De ese modo acumularán en el cielo, para el futuro, el único tesoro verdadero, que es la vida eterna.
20Querido Timoteo, no dejes de cumplir lo que se te ha encomendado; pero evita profanas charlatanerías y toda inútil discusión con esos que se jactan de poseer una ciencia que no es tal. 21Algunos de ellos, profesándola, lo único que han logrado es apartarse de la fe.
Que la gracia de Dios sea con vosotros.